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martes, 4 de agosto de 2020

Época Colonial

Les comparto un extracto de lo que se nos cuenta de la “Época Colonial” escrito por el investigador Enrique Ayala Mora en su libro “Resumen de Historia del Ecuador”.


 

SEGUNDO PERÍODO:

AUGE DEL ORDEN COLONIAL

Mitas y obrajes

Desde fines del siglo XVI se abre un nuevo período de la dominación colonial en la Audiencia de Quito. La estrategia española orientada a hacer de América un centro proveedor de metales preciosos, generó una especialización regional dentro del imperio colonial. La Real Audiencia de Quito emergió entonces como un importante abastecedor de tejidos y alimentos para los grandes centros de explotación minera de Potosí. La encomienda fue perdiendo importancia hasta ser suprimida, y se consolidó el mecanismo básico de la organización económica, la llamada mita. Esta institución de origen incaico, reformulada por los colonizadores, consistía en un determinado tiempo de trabajo obligatorio que los indígenas varones adultos tenían que realizar. La Corona distribuía este tiempo de trabajo, reservándose parte de los mitayos para obras públicas y entregando los demás a los colonos españoles que requerían de mano de obra. Aunque el trabajo era forzado, tenía que pagarse un salario, lo cual garantizaba al Estado que los indígenas dispusieran de recursos para el pago del tributo.

Los mitayos trabajaban principalmente en la producción textil y la agricultura. Los llamados obrajes (centros de elaboración de paños) se desarrollaron enormemente, de manera especial en la Sierra norte y centro. La Real Audiencia de Quito se transformó de ese modo en uno de los polos dinámicos del imperio colonial español, con una actividad productiva y de intercambio especializada, aunque por ello sumamente vulnerable. El poder económico se concentró en manos de los grandes productores y comerciantes de textiles, que manejaban obrajes propios o alquilaban los de la Corona.

Se definió una relación de explotación metrópoli-colonia, en la cual las riquezas producidas iban en parte a manos de los grupos dominantes locales y fundamentalmente a alimentar el funcionamiento de la economía española, que a su vez era crecientemente dependiente de los centros más dinámicos de la manufactura y el comercio europeos. Determinada estructuralmente por el hecho colonial, la economía de lo que hoy conocemos como Ecuador era desde esta época influenciada en forma directa por su inserción en la economía internacional.

La sociedad colonial

Luego del primer siglo de colonización hispánica se había definido una estructura social

fuertemente diferenciada y asentada sobre la desigualdad. Los blancos, especialmente los españoles de origen peninsular (miembros de la burocracia civil y eclesiástica, encomenderos, obrajeros y comerciantes) estaban en la cúspide de la pirámide social. Ellos controlaban los principales centros de producción económica, la circulación de los bienes y el poder político en la Audiencia y en los cabildos locales.

En la base de la estructura social colonial, de otro lado, estaban los pueblos indígenas que sufrieron cambios profundos, pero al mismo tiempo lograron mantener la continuidad de varios elementos de su organización. El más importante de ellos fue la lucha por la conservación de las tierras, que iban pasando a manos españolas, no sin hallar de parte de las comunidades dura, y a veces exitosa, resistencia. La mantención de la estructura comunitaria indígena, de sus caciques y formas culturales, fue usada por los colonizadores como mecanismo para el cobro del tributo que los indígenas debían pagar al soberano español. Pero eso significó también la persistencia de formas de organización e identidad que permitieron nuevos tipos de inserción de los pueblos indios en la vida del conjunto social. Sería, pues, un error pensar que la diferenciación entre la República de blancos y la República de indios era una barrera de incomunicación, puesto que ambas estaban estrechamente imbricadas por relaciones de interdependencia y dominación.

Los indígenas aprendieron pronto ciertas técnicas agrícolas, el cultivo de plantas y la domesticación de animales venidos del viejo continente. El quichua, que comenzó a ser difundido por los incas, terminó por ser la lengua común de los indios, por influencia también de los misioneros. Se dio una interrelación de ese idioma con el castellano. La religión, usada para el sojuzgamiento, fue asimilada como forma de identidad y de expresión de la resistencia indígena. Muchas veces las formas religiosas y culturales fueron más efectivas para la continuidad aborigen, que las fugas masivas, los suicidios y los levantamientos violentos que, desde luego, tuvieron gran incidencia sobre todo en determinados momentos de la vida colonial. Conforme avanzó la época colonial fue adquiriendo mayor importancia el mestizaje. Éste se originó fundamentalmente entre las uniones de conquistadores y mujeres indígenas, gestándose de este modo un grupo social intermedio entre blancos e indios dedicado a ciertas labores agrícolas, el mediano comercio y la artesanía. Los mestizos bregaron por abrirse campo entre sus dos polos de origen social y étnico y lograron el reconocimiento de ciertos “privilegios” reservados a los blancos peninsulares, pero quedaron relegados a una situación intermedia y subalterna en la sociedad, puesto que no podían demostrar “pureza de sangre”. Solo con el paso del tiempo irían logrando el reconocimiento de cierta identidad propia que se expresó en varias manifestaciones de la cultura popular urbana de la época.

Ya para el siglo XVII, en la Real Audiencia de Quito se habían asentado varios grupos de esclavos negros importados para realizar trabajos en la Costa y en ciertos valles cálidos de la Sierra. Fue creciendo de ese modo un grupo social que, aunque minoritario, adquiriría importancia sobre todo en ciertos espacios regionales. La situación de esclavitud colocó a los negros en el último lugar de la vida colonial. Pero en Esmeraldas surgió una sociedad de negros libres y mulatos o zambos que mantuvo cierta autonomía frente a las autoridades coloniales. 

Con la diferenciación socioeconómica y étnica, se consolidó una sociedad estamentaria que consagraba la desigualdad. Sus grupos tenían deberes y derechos diversos de acuerdo a su lugar en la estructura social y el control de la propiedad. Los blancos podían estar exentos del trabajo, especialmente manual, y podían ejercer en forma exclusiva funciones de dirección política y religiosa. Los mestizos que no pudieran ser reconocidos como blancos, ejercían ciertos oficios, pero estaban excluidos de la educación formal y las funciones públicas. Los indios, y desde luego los negros, se dedicaban exclusivamente al trabajo manual. En esta sociedad se consagró también una realidad de discriminación de la mujer, que soportaba el peso del trabajo familiar en todos los niveles y estamentos. 

Estado, Iglesia y cultura

En toda la Época Colonial, el papel del Estado fue decisivo. No solo cumplió una función de conservador del orden, garante de la actividad económico-social y de las funciones políticas e ideológicas consiguientes, sino que se constituyó en una suerte de escenario de las contradicciones entre los intereses metropolitanos y locales. Al mismo tiempo fue también un regulador de las condiciones de reproducción del conjunto de la sociedad, puesto que participaba activamente en el funcionamiento de las mitas y la distribución del trabajo social.

El Estado colonial no comprendía solamente la administración de la Audiencia, sino todas las instituciones donde se daba la dirección política. En este sentido, los cabildos deben también considerarse como parte del aparato del Estado. Lo mismo puede decirse de la Iglesia, que estaba sometida al control de las autoridades estatales. En efecto, gracias a una concesión del Papa, los soberanos españoles ejercían el derecho llamado de patronato sobre la Iglesia americana. Como patronos se comprometían a protegerla y dotarla de recursos, al tiempo que ejercían celosamente las atribuciones de nombrar y remover funcionarios, inclusive disponer sobre cuestiones de culto. La Iglesia estaba firmemente enquistada en el aparato estatal colonial y ejercía un virtual monopolio de la dimensión ideológica de la sociedad. La burocracia eclesiástica no solo tenía a su cargo la evangelización de las masas indígenas y la función educativa de los colonizadores, sino que, al imponer su cosmovisión de la cristiandad como horizonte ideológico, fundamentaba el “derecho de conquista” y consolidaba las relaciones de explotación imperantes. Junto a esto, la Iglesia fue adquiriendo cada vez mayor poder económico, hasta transformarse en el primer terrateniente de la Audiencia.


La Iglesia era la institución con más recursos para promover las actividades culturales; en realidad una de sus funciones básicas. Entre los más notables intelectuales de la época estaban los clérigos y algunas monjas. Las manifestaciones artísticas se desarrollaron bajo la protección de los conventos, que demandaban obras con motivos religiosos destinados a la evangelización. El enorme desarrollo de la escultura, la pintura y la construcción, que se dio en el siglo XVII hasta bien avanzado el siglo XVIII, se asentó en la utilización de la mano de obra artesanal mestiza y aborigen, que no solo copió calificadamente modelos europeos, sino que introdujo elementos originales que han hecho de nuestro legado cultural una de las más altas expresiones del arte americano. Quito y su jurisdicción fueron un centro muy importante de la pintura, la imaginería y el tallado.

Recuento del período

Entre la última década del siglo XVI y las primeras del siglo XVIII funcionó el “pacto colonial” que caracterizó al segundo período de la época de dominación hispánica. Hubo entonces una notable continuidad de la vida política y social de Quito, marcada por la relativa estabilidad económica y social. Al tiempo que se robustecía el aparato burocrático colonial, se profundizaba también la diversidad étnica, sobre todo el mestizaje. 

Se inició el siglo XVII con la administración del presidente Miguel de Ibarra, que en 1606 ordenó fundar la ciudad que lleva su nombre. Ibarra y sus sucesores continuaron la construcción de varios conventos y templos y se dio comienzo a otros; se ampliaron las misiones; se regularizó la producción de los astilleros de Guayaquil. En la presidencia de Antonio de Morga (1615-1636) llegó a su auge la producción textil. Se fundó la Universidad de San Gregorio Magno, que coexistió con la de Santo Tomás de Aquino. Todo esto, empero, se dio en medio de un clima de enfrentamiento entre el poder civil y el eclesiástico y la lucha entre religiosos criollos y peninsulares por el control de las órdenes religiosas. 

En los años treinta y cincuenta del siglo XVII hubo dificultades económicas y se acentuó el acaparamiento de tierras por los españoles. Quito fue azotada por sequías y pestes, que obligaron a organizar la atención hospitalaria. También hubo cierto auge en la producción artística y literaria. En las décadas siguientes, hasta finales de los setenta, las erupciones del Pichincha destruyeron buena parte de Quito y otras localidades. Se destacó entonces la santa quiteña Mariana de Jesús, cuya vida edificante contrastaba con el relajamiento de los religiosos y sus interminables disputas. La ciudad de Guayaquil fue atacada por los piratas, razón por la que se buscó fortificarla mejor. Para contrarrestarlas dificultades económicas y proteger a la población indígena, el Rey prohibió el establecimiento de nuevos obrajes. Esta orden la ejecutó el presidente Munive, que inició su gobierno en 1678.

La última década del siglo fue de sequía, agravada por un terremoto que destruyó Latacunga en 1692, y que se repitió en 1698, causando graves daños a la ciudad, así como a Ambato y Riobamba. Comenzaba a sentirse la contracción económica que se agravaría el siglo siguiente. Con todo ello, sin embargo, las actividades productivas y comerciales eran aún grandes. En 1681 existían doscientos obrajes que ocupaban casi treinta mil trabajadores. En Guayaquil el tráfico marítimo era mucho más intenso que a inicios del siglo y se habían construido barcos de alto tonelaje.

Además de las universidades, se estableció el Colegio de San Fernando, regentado por los dominicos, quienes también fundaron una cátedra de Medicina. Las misiones en la Amazonía dirigidas desde Quito crecieron significativamente, de modo especial las que estaban a cargo de los jesuitas.

 

REFERENCIA:

Ayala Mora, E. (Ed.). (2008). Resumen de Historia del Ecuador (3era. actualizado ed., Vol. 1) [Libro electrónico]. Corporación Editora Nacional. http://repositorio.uasb.edu.ec/bitstream/10644/836/1/AYALAE-CON0001-RESUMEN.pdf

 


3 comentarios:

  1. Me parece interesante como en la época colonial volvieron a utilizar un método de trabajo ya antes usado por los indígenas, la mita, pero no con el mismo objetivo ni de la misma manera, los indígenas y negros eran explotados y muy mal pagados,todo lo que ganaban iba a parar a la corona, además de que se encontraban en una sociedad con una fuerte desigualdad,los blancos que gozaban de todos los privilegios, los mestizos no podían estudiar, y negros e indígenas, que solo eran usados para hacer el trabajo manual.
    A pesar de que los indígenas aprendieron nuevas técnicas para la agricultura y ganaderas, lo cual pudo haber sido un beneficio para ellos, si fueran libres, pero lamentablemente, eran tratados como esclavos, además de que luchaban por mantener el control de sus tierras, ya que, en ese tiempo utilizaban la religión como una excusa de esclavitud, ya que poco a poco la Iglesia iba ganando más poder. Por esa razón considero la época colonial un periodo de tiempo interesante, puesto que a pesar de que los indígenas vivían bajo el yugo español, eso no significó que ellos se rendían, y siempre trataron de luchar por sus ideólogias, y de esa manera poco a poco pudieron salir adelante, a pesar de la situación desfavorecedora en la que se encontraban, tanto indígenas, negros,y mestizos, mucho tiempo después lograron asentarse y vivir bien. 3ro "A"

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  2. Me resulta interesante lo que conllevó el tiempo de la época colonial. Referente a los indígenas, fueron oprimidos por la llegada de los españoles ya que estos los obligaban a permanecer en el trabajo agrícola. Los españoles les compartieron varias maneras de hacer bien el trabajo del cultivo, lo que pienso fue un beneficio para ellos. Los indígenas fueron privados de sus derechos, pero esto no les impidió adquirir conocimientos sobre la forma en la que trabajaban los españoles y sus costumbres. Me parece bueno el punto que recalca que la lengua común de los indígenas era el quechua, puesto que por la llegada de los incas esta fue desapareciendo. La igualdad de género y de raza era algo imposible de considerar como solución, por el tiempo en el que se dio la época colonial. Los blancos podían estar libres de trabajo agrícola pero podían ejercer trabajo como funcionarios políticos y religiosos. Los mestizos que no podían ser reconocidos como sangre blanca, podían ejercer varios oficios, pero entre esos oficios no estaba incluido ser algún funcionario público y eran privados de una educación formal. Y por último los negros y los indios solo podían ejercer el trabajo manual. La mujer consiguió una clase de discriminación, puesto que podían soportar el peso del trabajo familiar. 3 BGU "B"

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  3. Personalmente me resulta interesante toda la historia de la época colonial y más lo que refiere a los indígenas el hecho que con la llegada de los españoles fueron oprimidos y obligados a realizar actividades agrícolas bajo calidades de viva pésimas. Adoptaron formas de trabajo gracias a los españoles beneficiándolos de cierto modo, pero a su vez el ser despojados de sus derechos no fue un impedimento para obtener conocimiento de cómo trabajaban los españoles y sus costumbres. Otro punto que me resultó interesante es que no se omite el hecho de que la legua común de los indígenas fue el quechua, pero lastimosamente con la llegada de los Incas está fue desapareciendo de a poco. Respecto a la igualdad de género y raza eran imposibles de tomarlos como una posible solución en dicho tiempo, ya que los blancos podían estar libres de cualquier trabajo agrícola, pero podían ejercer trabajo como funcionarios políticos y religiosos. Los mestizos no reconocidos como blancos, ejercían otros oficios pero no podían ejercer roles como funcionarios y eran privados de educación, para finalizar los indios y negros solo podían ejercer el trabajo manual y la mujer soportaba el trabajo de la familia. 3 BGU "A"

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