La vida de la mujer romana no era sencilla. Aunque es cierto que gozaba de mayor libertad que la mujer de la Antigua Grecia, su existencia estaba predefinida por el rol que debía cumplir para satisfacer a la sociedad de su momento.
Lo cierto es que
cuanto más alto era el rango social de la mujer, de menos libertad gozaba.
Aunque donde más presencia tenía era en lo doméstico, la familia romana se
estructuraba en torno al hombre. El pater
familias era la autoridad en la domus
(la casa romana). La mujer, por su parte, podía supervisar el funcionamiento de
las gestiones de la casa y ejercer de administradora, pero su papel se reducía
al ámbito privado y doméstico.
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